Mario Benedetti
Tras la cerrada
ovación que puso término a la sesión plenaria del congreso internacional de
lingüística y afines, la hermosa taquígrafa recogió sus lápices y sus papeles y
se dirigió a la salida abriéndose paso entre un centenar de lingüistas,
filólogos, eniólogos, críticos estructuralistas y deconstruccionalistas, todos
los cuales siguieron su barboso desplazamiento con una admiración rallana en la
grosemática.
De pronto, las diversas acuñaciones cerebrales adquirieron vigencia
fónica:
¡Qué sintagma, qué polisemia, qué significante, qué diacronía, qué
centrar ceterorum, qué zungespitze, qué morfema!
La hermosa taquígrafa desfiló
impertérrita y adusta entre aquella selva de fonemas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario